Escenarios, artistas, público, tragos y cerveza, el viaje soñado y unos jeans ajustados. Lograr esta travesía por el mundo tiene una sóla excusa: escuchar buena música.
Por: Micaela Cattáneo
Insistió en tocar en último lugar y convirtió su presentación en uno de los grandes momentos de los años 60. Eran las 9:00 del lunes 18 de agosto de 1969 y Jimi Hendrix afinaba su guitarra minutos antes de subir al escenario que le regalaría el concierto más largo de su vida: El Woodstock Music.
El Festival de Woodstock del 69 guardó los recuerdos artísticos más icónicos de la historia de la música: Janis Joplin interpretando Ball And Chain y Piece Of My Heart ante un público que no paraba de ovacionarla, John Sebastian presenciando el nacimiento de un bebé mientras se coreaba su Younger Generation, Joe Cocker y su versión de With a little help from my friends de The Beatles (la más aplaudida del festival) y hasta la llamada de un John Lennon atrapado en Canadá avisando que no llegaría para actuar.
Duró tres días, congregó a más de 450.000 personas en la granja de un poblador de Bethel (Condado de Soullivan, Nueva York) -la mayoría de ellos del movimiento hippie- y levantó la bandera de la paz y el amor como símbolo de rechazo ante el contexto bélico de la época: la Guerra de Vietnam. Todo esto fue suficiente para que en la historia de los festivales de música en el mundo se aplique un antes y después de Woodstock.
Aunque nueve años atrás, América Latina se adelantaba a esta tendencia con uno de los eventos más importantes del continente: El Festival de Viña del Mar. Lo que arrancó como una competencia de canciones inspirada en esa pequeña porción de Valparaíso se convirtió, con los años, en el principal punto de encuentro de artistas de la región; el certamen que confirmaba ante un auditorio de más de 15.000 espectadores que "las cosas iban bien".
Desde entonces, los festivales de música en ambos hemisferios no han parado de reproducirse. Y para conocerlos más de cerca, el periodista británico Marcus Barnes lo cuenta en primera persona. Around the world in 80 raves (La vuelta al mundo en 80 festivales) es el título del libro lanzado a finales de 2013, en el cual recoge sus experiencias como cronista en las fiestas más increíbles del planeta.
Pero escribir sobre música puede ser más desafiante de lo que parece. "Hay muchos festivales que son demasiado básicos: un escenario, barras y gente. Pero para mí los buenos son los que marcan la diferencia, aquellos que recordarás de forma especial cuando vuelvas a casa", respondía Barnes a un medio español.
Tiene mucho que ver el concepto con el que se pensaban los festivales de las últimas décadas del siglo pasado. Eso de "recordarás de forma especial cuando vuelvas a casa" era un hecho que se completaba con la puesta en escena, el juego de luces, la cantidad de días, los artistas invitados y hasta la forma en la que se presenciaba ese espectáculo. Tenían un objetivo, un mensaje por transmitir, y la música era la mejor forma de hacerlo.
Aquello de sentarse en el césped y acampar por tres días para esperar a tu banda favorita es una temática que se fue perdiendo con el tiempo, pero que aún así no llega a desaparecer del todo. El Festival Secret Garden es un ejemplo de ello. Pese a los momentos de aglomeración de personas, mantiene en su esencia esa creatividad y color de conectarse con la naturaleza. Se realiza desde el 2004 en Cambridgeshire, Inglaterra, en un campo, junto a un inmenso lago azul y desde donde se puede escuchar rock, indie y pop.
A decir verdad, la temática de los festivales depende del estilo musical predominante. Desde los más antiguos hasta los más nuevos, hacemos un breve repaso por los escenarios que hicieron y hacen vibrar a públicos de todas las nacionalidades (te regalamos el pase).
Rock y pop por siempre
El que encabeza la lista es el Coachella Valley Music que deslumbra desde 1999 con un repertorio de rock, hip hop y electrónica. Es conocido por la alta participación de celebrities de la industria del cine, la música y la moda. Los paisajes de Indio, California, hacen que cada edición sea única; un festival imperdible para los nostálgicos de los 70s.
Pero para los que extrañan los 90s, también hay novedades. El Lollapaloza es uno de los festivales más populares en esa vuelta de polo a polo. Chicago es la sede de este evento que se extiende desde el 2011 en territorios latinoamericanos como Chile, Bolivia y Buenos Aires. A propósito del vecino país, este año su line up electriza: Metallica, The Strokes, Duran Duran; entre otros. El 2017 también trae consigo una joya del rock de los 70s, ya que en octubre vuelve el Festival Buenos Aires Rock, el evento que convocó a bandas pioneras como Almendra, Sui Generis y Vox Dei hace 50 años atrás.
Con el mar ibérico de fondo, el Primavera Sound puja el primer lugar de este listado y no está lejos de lograrlo. Un ambiente urbano, relajado y feliz en la mágica Barcelona, España. Ya se puede leer "entradas agotadas" en los carteles de la edición veinte diecisiete y eso que estamos a ¡cuatro meses del inicio! Con una grilla como esta, quién no rompería su alcancía: Arcade Fire, Bon Iver, Frank Ocean, The XX y Slayer.
Musicalmente hablando, uno de los más recomendados es el Sziget, por la variedad de géneros que ofrece en su programación: metal, jazz, folk y, sobre todo, rock. Una fiesta de colores donde aburrirse no es opción para nadie. El Danubio nos da una pista para encontrar el lugar de destino: Budapest, Hungría.
No olvidamos al Ozzfest, el preferido para los que inclinan su oído musical hacia el heavy metal, hardcore punk y hard rock. Su creación lleva el sello del músico británico Ozzy Osbourne, a quien no se le permitió la entrada en el Lollapaloza de 1996. Una rebeldía hecha éxito.
Pero sin ánimos de extendernos mucho, te resumimos en unas cuantas líneas los festivales de rock/pop que podés disfrutar desde tu PC: Glastonbury, Benicassim, T in the park, Bestival, Roskilde, Fuji Rock, Super Bock Super Rock, Burning Man, Rock AM, Vive Latino y Rock in Rio.
Un poco de electrónica, jazz e indie
De seguro, el primero que se te viene a la mente es el Tomorrowland; este es el festival de los festivales en la categoría electrónica. Nominado a "los mejores del mundo" por la eufórica experiencia de los ritmos tecno, sumado a esto el increíble panorama de Boom, la ciudad belga que lo hace posible. Más de diez escenarios gigantes, bolas de espejos en tamaño LG y volcanes funcionando (No creímos necesario incluir metáforas para describir lo magnífico de este festival).
Con la misma envergadura, se posicionan el Sónar de España, el Ultra Music Festival de Miami, el Love Box de Reino Unido, el Taico Club de Japón, el Electric Daysi Carnaval de las Vegas y la selección sigue…
Entre los sonidos improvisados, gana terreno el Montreux Jazz Festival de Suiza. Frente al lago Lemán se construye desde 1967 un imponente escenario para degustar este y otros géneros que se han incluido con los años. En cuanto a festivales de indie, el reinado lo tiene el Indietracks de Reino Unido, ideal para tímidos y románticos que no necesitan de puestas en escena muy armadas para que la música les suene agradable.
Tantos por citar y visitar, ¿verdad? Que eso de "por lo menos una vez en la vida" se cumpla cuando subas al hombro de un amigo en España, acampes en algún jardín de Inglaterra, corees con el rock de época o bailes hasta el amanecer en Bélgica.
Playlist: festival electrónico
https://play.spotify.com/user/revistavos/playlist/6ZnmwLGhWkNDLB5OlIJ2rB
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