Texto: Micaela Cattáneo
El éxito de la banda sonora de The Greatest Showman, musical basado en la vida P. T. Barnum —presentador circense del siglo XIX— cayó este año como lluvia de meteoritos, disparando una cantidad elocuente de reproducciones en streaming y coleccionando una cifra récord en venta de discos físicos. Prueba de ello es que se mantuvo en el primer puesto del Official Albums Chart, de Reino Unido, durante 19 semanas.
A estos títulos, hay que sumarle el Globo de Oro por This is me y su nominación a Mejor canción original en los Óscar 2018. A un año de su estreno, el balance es sumamente positivo, sobre todo por tratarse de un género cinematográfico que, hasta ahora, genera disyunciones en el público. La banda sonora de la película rompió con esa estructura y conquistó a los oídos más herméticos.
Por eso, el show debía continuar. El 16 de noviembre pasado, se lanzó The Greatest Showman: Reimagined, un álbum que recoge las canciones del musical y las lleva a matices familiares. Los artistas originales, esta vez, son espectadores, y su lugar en el escenario es ocupado por intérpretes grandiosos como los integrantes de Panic! At The Disco, P!nk, Kelly Clarkson, Kesha, entre otros. Y parafraseando la portada del disco, lo que resta queda sujeto a la imaginación.
Canción necesaria: Todas tienen un destaque pop importante. Pero la versión de A million dreams, de P!nk, es memorable, genuina y tierna (más aún luego de ver el video del momento en que graba la canción, con su hija de 7 años).
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