Bibi Landó estudió Análisis de sistemas, pero su historia con los medios de comunicación es una de amor a primera vista. Con una larga trayectoria en radio y televisión —y una marcada presencia en redes sociales— podríamos decir que está en todas partes.
Hace poco estrenó Residentas, un programa conducido enteramente por mujeres y emitido por canal GEN.
Texto: Micaela Cattáneo
@micaelactt
Fotografía: Nath Planás
Son casi las siete de la tarde y Bibi está al volante. Como de costumbre, conversa. Me dice que su radio está descompuesta, y que por eso no pone música durante el viaje. Conduce sin apuro, cede el paso a un camión que lleva colchones —que al parecer aún no culminó su jornada laboral— y sigue hablando sobre su día a día. Ante la ausencia de sonido proveniente del otro lado del altavoz, confiesa que también disfruta mucho del silencio.
Los medios de comunicación la hicieron una mujer muy querida por la gente. Los que la conocen hace muchos años o los que la han cruzado sólo una vez en la vida, coinciden en que es una persona amorosa, cálida y amable. De esas que hablan y saludan a todo el mundo.
“Los domingos me gusta estar en mi departamento sola, sin hacer nada. De esta manera, recargo mis energías para la semana, porque mi trabajo consiste en estar en constante contacto con las personas. Y eso es maravilloso, pero también es una energía que va y viene; que hay que recargar”, revela la conductora.
Bibi cuenta que siempre hizo varias cosas a la vez y que en ese contexto de actividades “de aquí para allá”, un día llegó a la tevé. Su entrada a este medio fue como recibir un regalo fuera de una fecha especial, una sorpresa.
“Estudiaba Análisis de sistemas, porque me gustaban mucho los números. Era la carrera del futuro, en esa época. También trabajaba como diseñadora de modas en La Riojana. Una vez, me llamaron del canal 13 para entrevistarme como joven promesa del diseño. Fui a la entrevista y al salir el director del canal se acercó a preguntarme si quería hacer el noticiero”, recuerda Landó.
Su respuesta, aquella vez, fue la de un niño al que se le ofrece un dulce; la de una mujer enamorada a la que se le propone matrimonio: ¡Sí, quiero! “Era muy joven, quería probar y no pensé que ahí iba a encontrar mi vocación, sino que iba a estar un tiempo y después iba a hacer otra cosa”, cuenta.
El locutor Rodolfo Schaerer Peralta fue su maestro. Cuando él terminaba de hacer el noticiero, volvía a grabar la rutina del programa, acompañado de Bibi, y después ambos iban a la isla de edición para ver y corregir los errores. “Aprendí con uno de los mejores. Así comencé y desde ahí no paré”, comenta.
Una etapa de sueños
No sólo el fútbol maneja al pie de la letra el mercado de fichajes. Después de su primer año en televisión, otro “club” estaba interesado en su transferencia: el canal 9. Se concretó su pase y el juego arrancó a la Hora 20. Junto a Miguel Ángel Rodríguez – padre de Rubén Rodríguez – y Susana Ibáñez Rojas, condujo Noticiero Hora 20 por el Sistema Nacional de Televisión.
“Era algo importantísimo lo que estaba sucediendo y no me daba cuenta. Hoy pienso: ¡qué caradura era! Porque para mí era todo muy natural, no me ponía nerviosa, ni nada”, relata.
A partir de ahí, las propuestas laborales se fueron acumulando como archivos apilados. Una tras otra. La revista cartelera le propuso hacer un programa de entretenimiento a la siesta, toda una revolución en la tele, ya que —según cuenta— ese horario perteneció históricamente a las telenovelas.
“Este programa duró tres meses. Fue ahí donde hice una entrevista por primera vez y donde tuve mucho contacto con la gente. Los televidentes llamaban por línea baja y, a veces, los niños hablaban porque querían escuchar su voz o que los salude en vivo”, recuerda.
Esa sintonía con los más chicos le hizo pensar que un programa infantil era una buena apuesta para la televisión paraguaya, sobre todo porque había pocas ofertas en aquel entonces. La idea surgió durante una vacaciones con su exmarido y un matrimonio amigo, en Brasil. Así empezó El sueño mágico de Bibi.
El programa fue un éxito. “Hasta hoy los niños que crecieron conmigo se acuerdan de las canciones. He entrevistado ministros que iban al programa”, cuenta feliz de seguir recibiendo el cariño de su público. Y explica por qué decidió darle un fin al proyecto, luego de siete años al aire: “Estaba pasando por un momento particular en mi vida. Mi marido era el productor del programa y necesitaba separar las cosas, porque se estaba mezclando todo. Además, sentía que había logrado grandes cosas con el programa: hice shows con Xuxa y estuve como invitada en el programa de Marcelo Tinelli y Susana Giménez. Entonces, no quería permanecer en lo mismo, aburrir o cansar”, revela.
El sueño mágico de Bibi terminó en el 95, pero la popularidad que ganó en este programa, perduró en el tiempo. “En su momento, esa popularidad afectó mi vida personal, más bien la de mis hijos porque si salíamos al cine, los chicos se acercaban a mí y ellos se ponían celosos, pero tampoco les podía decir a los niños: “ahora estoy con mis hijos”.
Y continúa: “Nunca dejé de ser mamá, porque siempre los acompañé y estuve con ellos, pero fue difícil porque las mujeres siempre tenemos sentimientos de culpa. Recuerdo que una vez mi hijo mayor me dijo: “Mami, ¿por qué vos no sos como Doña Mary y trabajás también en casa?” (Ella era una vecina amorosa que lavaba ropas para la gente del barrio). Ahí se me rompió el corazón. Por más de que los llevaba conmigo, sentía culpa. Cuando hice el show con Xuxa, ya estaba pensando en dejar el programa”.
Nuevos proyectos en puerta
El siguiente lustro le abrió puertas a otras experiencias: trabajó en una agencia de publicidad, hizo radio, abrió su inmobiliaria, condujo Bibi la noche —uno de sus proyectos favoritos— por Red Guaraní, y estuvo a cargo de las relaciones públicas de un restaurante. Siempre haciendo varias cosas a la vez, fiel a su estilo.
En el 2000, le propusieron conducir Dr. en Casa, un programa con entrevistas sobre medicina y salud. Aceptó. Pero antes se preguntó: “¿medicina? ¡Nada que ver conmigo!”. Las ganas de volver a su pasión, la televisión, sumó puntos para que finalmente se anime a dar el sí. “Voy a probar un año”, se dijo, y a la fecha el programa cumple 19 años ininterrumpidos en la tevé. Con ella al mando, claro.
“A mí me gustan los desafíos. Me ofrecieron conducir programas donde me iban a pagar muchísimo, pero no quise porque no los sentía para mí. Incluso, dejé de ganar dinero en un momento que sí necesitaba, por decir 'no', pero pensaba que si aceptaba era 'pan para hoy, hambre para mañana'”, reflexiona.
Actualmente, conduce Residentas, programa periodístico de interés general que se emite de lunes a viernes, de 13:00 a 15:00, por el canal GEN. En este proyecto la acompañan tres mujeres: María E. Núñez, Cinthia Mora y Patricia Benítez. “Cuando me propusieron este programa, ni pregunté quiénes iban a estar conmigo y es espectacular la sinergia que hay entre todas. Son buenas personas y profesionales. Nos llevamos bien y las estoy conociendo cada vez más, ya que compartimos más cosas fuera del vivo”, comenta.
Además, coincide en que hacen falta programas con perspectiva de género en la televisión paraguaya. “Residentas no es un programa hecho por mujeres para mujeres, sino uno hecho por mujeres para todo el mundo, para todo el público”, destaca.
Hay tiempo para todo
Bibi Landó es tan activa en sus proyectos laborales como en sus redes sociales. En Twitter, su red social preferida, la apodaron “tía Bibi”. “Mi sobrino Paul Landó es tuitero, y en una ocasión, contestando un tuit mío, escribió: “Sí, tía Bibi”. Y mis seguidores empezaron a responder: “Yo también quiero ser tu sobrino/a”. Y así fue como le adopté a todos como mis sobrinos”, relata.
El Twitter es su red favorita porque, además de ser un espacio de debate, es una buena herramienta para ayudar a los que más necesitan (donación de sangre, búsquedas de mascostas, etc.). “Mi hijo Marcelo me insistió para que me cree una cuenta, 10 años atrás. Le había dicho que ya era suficiente con Facebook, pero me creó un perfil y me gustó. Tengo seguidores de todas las edades y para mí eso es genial porque puedo ver cómo piensan. El público de Twitter tiene una inteligencia diferente, porque entiende el sarcasmo. Y eso es un ejercicio mental fantástico”, asegura.
Después de la entrevista, mientras ella manejaba sobre la avenida España, pensé en su carrera y en cómo esta encaja perfecto en la psicología Gestalt, donde el todo es “más que la suma de sus partes”. “Hago muchas cosas y todo lo que hago me gusta. La televisión es mi lugar en el mundo, pero también lo es la radio, mi voluntariado en una fundación de mujeres vulnerables, mi compromiso con la Fundación A todo Pulmón, mi familia. Todo. Tuve pérdidas a nivel laboral y personal durante mis 31 años en los medios, y aprendí que uno no tiene que aferrarse, que tiene que vivir el momento y agradecer lo que tiene. Y yo, Bibi Landó, tengo muchas pasiones”, concluye.
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