Texto: Micaela Cattáneo
@micaelactt
Hay una teoría llamada “de los septenios”, creada por el filósofo Rudolf Steiner, que dice que la vida cambia cada siete años. También hay creencias —algunas avaladas por estudios, otras no— que aseguran una crisis de pareja luego de 7 vueltas al sol, y otras que confirman que las amistades que cumplen esta cantidad de años, duran para siempre.
Es el ciclo que cumplió Keane para dar a conocer su nuevo álbum Cause and Effect, que se lanzó el pasado viernes 20 de setiembre de este año. El anterior, Strangeland (2012), fue un disco inspirador y amigable, pero en su justa medida. Con cero polarizaciones, como ya nos tienen acostumbrados sus integrantes.
El nuevo material genera muchas expectativas, no sólo por los siete años de espera, sino por la separación temporal que tuvo la banda, en la que cada miembro siguió su camino. Este reencuentro es una especie de rompecabezas, una suerte de collage que los potencia creativamente y los prepara para un nuevo ciclo, como si todo empezara de cero.
El rock de Keane no es cualquier rock. Es ese que te hace vivir a pleno las emociones; que te invita a hacer preguntas y buscar respuestas; que te ayuda a encerrar la causa y subrayar el efecto. Es ese mismo rock el que, quizás, te vuelva a llevar a un concierto el próximo 27 de noviembre, cuando se hayan cumplido siete años de su última presentación en Paraguay.
Canción necesaria:The Way I Feel. Por sus 3:40 de adrenalina positiva.
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