Sí, es posible. ¿La condición? Cuidar una casa mientras sus propietarios no están y hospedarse allí mismo. En algunos casos, con mascotas incluidas. Aunque no creas, es una práctica muy común en Estados Unidos, Europa y Australia.
Texto: Jazmín Gómez Fleitas
@jazgomezf
Tener el hospedaje sin costo, sin duda hace más lograble la meta de viajar sin importar el destino (ya que a mayor distancia, más elevado es el precio). Pero más allá de solo considerar este beneficio, lo que la experiencia del House Sitting ofrece es la posibilidad de disfrutar de una estadía privada mientras se vive y recorre la ciudad como un local.
De pronto, en este lado del globo terráqueo nos parece raro escuchar al respecto —así como cuando recién escuchábamos de Airbnb—, pero lo cierto es que si bien aquí le dejamos la casa o el departamento a algún amigo o familiar para que la cuide, está claro que no es la misma realidad en otras partes del mundo.
Las plataformas de House Sitting nacieron hace ya unos años para hacer coincidir a quienes necesitan de cuidadores para sus casas —y sus mascotas— con quienes anhelan viajar y tienen sed de nuevas aventuras.
Estas páginas web están en inglés, porque como anticipaba, los países con mayor demanda son los de habla inglesa. Sin embargo, las opciones se extienden a toda Europa y Asia, y en algunas plataformas, también se encuentran países de Centroamérica.
Entre las más populares están Nomador, Trusted House Sitters, House Sitters UK, Happy House Sitters (Australia) y MindMyHouse todas enfocadas a pet lovers (amantes de las mascotas) ya que todas las casas de sus comunidades tienen mascotas que cuidar.
Trusted House Sitters ya lleva nueve años consiguiendo house sitters (cuidadores de casa) para que los amantes de las mascotas puedan viajar. En la página tienen un video donde muestran a propietarios y cuidadores relatar sus experiencias, así como al fundador de la misma. El video claramente logra hacerte sentir ese lazo de afecto.
El sitio tiene un buscador de casas, para que veas cómo funciona incluso antes de registrarte. Sin embargo, podés leer sólo hasta cierta parte sin estar registrado. Funciona así: elegís las fechas, el lugar, los animales que estarías dispuesto a cuidar (perros, gatos, animales de corral, ganado, aves, reptiles, caballos, animales pequeños, peces) o a ningún animal (sí, igual existe la opción a pesar de que su enfoque no sea ese). Finalmente debés señalar si preferís que sea en la playa, la ciudad, cerca de las montañas o el campo, para luego mostrarte las opciones que cuentan con esos filtros.
El registro para house sitter tiene un costo: 119 dólares al año. Esto monto incluye el acceso a todas las casas que quieras cuidar, una garantía, acceso a una línea telefónica para la veterinaria, sin costos extras y una línea 24/7 disponible para consultas.
La página de Nomador muestra de manera aleatoria algunas entradas de propietarios que buscan cuidadores, pero solo puede accederse a cierta parte de la información sin ser miembro. Por ejemplo, solo se ve la foto de la mascota y algunos iconos que indican los servicios cercanos o los metros cuadrados de la casa.
La página ofrece una prueba gratuita antes de ir por la suscripción completa al año, que es de 89 dólares. La misma explica que hay muchas ofertas de casas que no se muestran en la versión gratuita —solo en la paga—, por seguridad de la información. También tiene un blog para consejos sobre si es tu primera vez cuidando o siendo propietario, así como una app de mensajería entre miembros, para mantener el contacto entre dueño y cuidador.
El sitio House Sitters UK es sólo para Reino Unido, como su nombre lo indica. Pero no por eso tiene menos opciones. Al igual que en los anteriores, las ofertas de casas se ven hasta cierta parte si uno no está registrado. Se puede acceder al buscador de casas a cuidar especificando en los filtros la región, los tipos de animales para cuidar, los amenities tiene la casa y cerca de qué se encuentra.
Para los propietarios el registro es gratuito, mientras que los cuidadores deben abonar 29 euros. Pero como dice en la página “es la mitad de lo que cuesta una noche de hospedaje en Reino Unido”.
También está la web exclusiva para aussies (australianos), denominada Happy House Sitters, que funciona desde 1999 y ofrece diferentes precios de membresía. Una sin costo para que veas cómo funciona, una de cuatro meses por 60 dólares, de 12 por 65 y de 18 meses por 85 dólares. ¿Por qué te cuento esto? Porque ya sea que quieras viajar por placer o tengas que hacerlo por una beca, esta es una muy buena opción como para descartarla sin más.
Por último, Mind my house funciona desde marzo de 2005. Su diferencial respecto a las demás páginas, es un mapa de estadísticas actuales. Por ejemplo, el mapa señala que tiene 8966 propietarios y en qué partes del mundo se encuentran; y lo mismo para los cuidadores. Señala que cuenta con 5889 house sitters, indica de qué parte del mundo son y en promedio cuántos se unen al día (15, al verificar).
Aquí también podés hacer uso del buscador global de casas para cuidar, utilizando los filtros. El de los animales es un poco más variado incluyendo a tortugas, guineas, cerdos, conejos, etc. Además, te muestra cuantos están en servicio ahora (estaban disponibles 302, al momento de visitarla).
Si estás pensando en contemplar esta opción viajera, hay un e-book escrito por una argentina que dedicó cuatro años de su vida a hacer house sitting y así recorrer el mundo, Magalí Validoz. En laguiadelhousesitting.com podés adquirirlo a 697 pesos, que serían aproximadamente G. 70 mil. Allí, la autora narra todo lo que aprendió de sus experiencias en más de 25 países.
Lo que sí se debe tener en cuenta al momento del registro, es siempre conocer por videollamadas a los dueños y dar ese contacto como una opción en tu perfil; preguntarles exactamente cuánto cuidado requieren sus mascotas (si están enfermas y necesitan medicación, si son varias, etc.), que te dejen el contacto de alguien cercano por cualquier cosa. Muchos de los que vivieron la experiencia relatan que el vecino o amigo los llevó a un tour por la ciudad y que fue increíble conocer lugares no turísticos, medio escondidos.
La misma Magalí, la autora del libro, también comentó en entrevistas que cuando decidió dejar su trabajo fijo y viajar con su novio, no sabía de esta modalidad, pero que al buscarla en Internet dio con ella y fue lo mejor que les pasó. Cuidar casas les brindó más tiempo para dedicarse a proyectos personales mientras viajaban. Esto, gracias a esa privacidad que tras mucho tiempo viajando y alojándose con extraños, ya extrañaban (empezaron su viaje trabajando en casas y conviviendo con sus dueños, mediante Workaway). Y eso que su primer house sitting ya fue en el 2011.
¿Te animás? Si ya tuviste esta experiencia o tenés amigos que la vivieron, no dudes en escribirme un mail y contarme. Así volvemos con una parte dos de la nota. También pasales la información si tenés amigos que están estudiando afuera becados, ya que quizá esto les pueda ser de ayuda.
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