Texto: Matías Irala
Llega San Valentín, y aunque cedamos al júbilo mainstream de celebrar el amor, ese día también hay un lado B para recordar: el desamor, ese estadio que ha inspirado obras narrativas, literarias y musicales, quizás porque la decepción ofrece más formatos a explayar que la estrechez cliché que supone, a veces, el romance.
Mark Brydon y Róisín Murphy eran conscientes de esto y lo aprovecharon al máximo. Tras haber sido la pareja artística favorita de los 90, al terminar su relación no tuvieron mejor idea que quitar un material que condensara todo el reproche que probablemente era difícil decirlo en persona. El resultado: canciones para nada metafóricas, llenas de frases célebres para justificar el complicado proceso de emancipación emocional.
Impecables arreglos orquestales combinados con electrónica/acid jazz, atestiguan que se puede recurrir a la pista de baile con el corazón roto sin descuidar el ritmo. Un disco infravalorado en su momento, pero que captó la atención de los fans y la prensa cuando Murphy explicó que resumía el desenlace con Brydon.
Canción necesaria:Over & Over, 10 minutos de un demoledor testimonio sobre dejar al ser amado y mirar al futuro.
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